Dr. Rodolfo Armas Merino: Maestro de la Medicina Interna 2010
Resumen
Un día de Marzo de 1953, la Universidad de Chile nos juntó en la carrera de medicina a l40 jóvenes seleccionados sólo por tener deseos de ser médicos y porque la universidad creyó que teníamos aptitudes. En verdad éramos algo mayor que un niño, teníamos entre 16 y 19 años, poco o nada sabíamos qué significaba ser médico. Veníamos de los más distintos lugares del país (de los campos y de las ciudades, del Norte y del Sur) y una proporción no menor venía de otros países de America[1], proveníamos de familia de recursos económicos diferentes, habíamos de distintas etnias y religiones, unos provenían de familias por generaciones radicadas en este país y otros de familias recientemente inmigradas. Pero aquí, en esta universidad, todos recibimos un trato igualitario, ninguno pagó por estudiar lo que nos comprometió para siempre con el país. Aquí fuimos aprendiendo el valor de la diversidad, el respeto al pensamiento distinto, la primacía de las capacidades individuales por encima de los contactos sociales; aprendimos a valorar el esfuerzo y a reconocer las capacidades ajenas; comprendimos que en la vida había tener una mirada a la vez constructiva, crítica y objetiva. Todo esto nos lo enseñó esta universidad aunque sin contemplarlo en sus curriculums, pero porque lo tenía incorporado en su esencia.
[1] Se incorporaron estudiantes de Colombia, Ecuador, República Dominicana, Perú, Panamá, Honduras.