Situación actual de la Educación Médica en Chile.
Resumen
La educación médica en el país tiene antecedentes remotos en la Universidad de San Felipe (1756), pero se inicia formalmente con el Curso de Medicina de 1833 en el Instituto Nacional, que es traspasado luego a la Universidad de Chile (1842). En las primeras décadas del siglo XX se crean las Facultades de Medicina de Concepción (1924), de la Universidad Católica de Chile en Santiago (1929) y, posteriormente, las de las universidades Austral de Chile en Valdivia (1967), de Valparaíso y de la Frontera en Temuco (1981). La relación entre estas Escuelas y el sistema sanitario público y la selectividad de ingreso de alumnos a los estudios de medicina, fueron características muy relevantes de los primeros 150 años de docencia médica. De hecho, ya en 1930 la escuela de medicina de la Universidad de Chile implantó la selección estricta de un número limitado de alumnos.
A partir de la década de los 80, aumentó el número de Escuelas de Medicina predominantemente privadas, y consecuentemente el número de estudiantes. Actualmente, existen 26 Escuelas pertenecientes a 20 universidades que, en conjunto, tienen 10.000 alumnos. Las escuelas difieren en los puntajes de ingresos de sus alumnos
(Prueba de Selección Universitaria, PSU), los costos de la educación, la disponibilidad de los campos clínicos, los recursos docentes y las actividades de investigación. Las escuelas más tradicionales son las que tienen mayor número de alumnos, muestran más docentes de jornada completa o media jornada, mayor disponibilidad de campos clínicos y son las únicas que realizan investigación significativa.
En los últimos 17 años se han ido implementando sistemas rigurosos de acreditación de las universidades y de las escuelas de medicina y se ha instituido un Examen Médico Nacional que rinden todos los egresados y cuyos resultados de los últimos cinco años se muestran en el documento.
Actualmente Chile dispone de 25.542 médicos siendo 9.627 de ellos especialistas certificados; la relación médico/habitantes ha mejorado sostenidamente llegando a un profesional por cada 650 personas. El número de médicos extranjeros avecindados en Chile ha aumentado, los que se desempeñan especialmente en el sector público en la atención primaria. La mayoría de ellos no han sido evaluados por acogerse a antiguos tratados internacionales que los favorecen.
En el último cuarto de siglo, el número de universidades ha aumentado de 8 a 62, las escuelas de medicina de 8 a 26 y la población de jóvenes que siguen estudios superiores ha crecido más de cinco veces. En las universidades públicas, los estudiantes deben asumir el costo de los estudios y un sistema de becas y créditos ayuda a los de menores recursos económicos. La mayor cobertura de la educación superior en el país y la descentralización de instituciones han contribuido al progreso cultural y técnico de las Regiones. La medicina no ha sido ajena a esos progresos, pero han surgido situaciones complejas respecto a los campos clínicos y a las relaciones entre las Escuelas de Medicina y las autoridades locales de los Servicios de Salud.
A juicio de la Academia, es indispensable implementar una serie de medidas para el perfeccionamiento de la educación médica en el país. Ellas son: establecer mecanismos que proporcionen información actualizada, confiable y oportuna sobre el número de médicos y especialistas y su distribución geográfica; reforzar los sistemas de acreditación con participación de las principales instituciones médicas nacionales y difundir públicamente sus resultados; someter los proyectos de nuevas Escuelas de Medicina a un proceso de supervisión continua hasta el logro de su autonomía (Licenciamiento); cerrar las Escuelas de Medicina que no logren la acreditación; reactivar la Comisión Nacional Docente Asistencial en Salud (CONDAS) y las comisiones locales coordinadoras entre las Escuelas y los Servicios de Salud; incentivar a los médicos chilenos para que ejerzan la atención primaria, a través de estímulos profesionales, técnicos y económicos, y valorar esta actividad en los programas de pregrado; rehabilitar física y tecnológicamente los hospitales públicos en los que se realiza docencia; exigir la dedicación exclusiva en los programas de formación de médicos especialistas (Residencias) y reestudiar su financiamiento; revisar los tratados internacionales sobre reconocimiento del título de médico-cirujano de los graduados en el extranjero y –dado el alto costo que han alcanzado las matrículas y aranceles- garantizar por parte de la sociedad que quienes sean académicamente capacitados puedan estudiar aunque carezcan de recursos económicos.
El informe incluye una extensa bibliografía nacional sobre educación médica, mucha de la cual corresponde a publicaciones y estudios elaborados a través de los años por miembros de la Academia de Medicina. ?