Seguimiento de sujetos sin patología tiroidea conocida, participantes en un estudio que evaluó la frecuencia de anticuerpos antitiroideos (ATPO) positivos.
Resumen
La prevalencia de anticuerpos antitiroideos anti-tiroperoxidasa (ATPO) séricos, descrita en distintas poblaciones, oscila entre 11,3% y 18,8%, asociándose con mayor frecuencia al sexo femenino y a una edad mayor. También se correlacionan en forma directa con los niveles de hormona tiroestimulante (TSH) y con un riesgo aumentado de desarrollar hipotiroidismo1-3. En nuestro país, se comunicó en el año 2001, la presencia de ATPO en 9,8% de los pacientes que acudían a un control de salud en la ciudad de Santiago4, cifra algo menor a lo descrito en la literatura internacional. En el año 2010 publicamos un estudio observacional, de corte trasversal, que incluyó a 144 voluntarios sanos de ambos sexos, sin antecedentes personales ni familiares de patología tiroidea, comunicando que la prevalencia de ATPO positivos, considerando el valor de corte para la técnica utilizada de 35 UI/ml, fue 45,1%, sin diferencias significativas con respecto a la distribución por sexo y edad 5.
Con el afán de evaluar qué ocurrió en estos sujetos, respecto de su función tiroidea, después de 8 años, contactamos telefónicamente a los casos originales, invitándolos a realizarse una evaluación clínica y de laboratorio consistente en examen físico general, palpación de tiroides y toma de muestra de sangre para determinación de T4 libre, TSH y ATPO. Se compararon los resultados obtenidos con los valores anteriores, utilizando la misma técnica de laboratorio (quimioluminiscencia por método automatizado), determinando qué porcentaje de los casos que habían tenido ATPO presentes (ATPO(+)), persistieron positivos o evolucionaron a hipotiroidismo y cuál era la condición de los que tenían ATPO negativos (ATPO(-)). Este protocolo de seguimiento contó con la aprobación del Comité de Ética del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
Se logró contactar a 75 de los 144 sujetos originales, 2 informaron que estaban en tratamiento por hipotiroidismo y 59 aceptaron asistir a la evaluación, 37 mujeres/22 hombres, edad 54±14 años. Inicialmente, 33/59 tenían ATPO(+), de estos, en solo 9 (27,3%) persisten positivos. Además, se observó un incremento significativo de la TSH en ambos grupos: 1,86±1,06 vs 2,69±2,06 mUI/ml (p=0,006) en los ATPO(+), y 1,6±0,8 vs 2,3±1,3 mUI/ml (p=0,02) en los ATPO(-) (Figura 1). No hubo diferencia significativa entre ambos grupos para el delta de TSH inicial vs la actual: 0,83±1,48 mUI/ml en los ATPO(+) y 0,7±1,3 mUI/ml en los ATPO(-). La T4L fue 1±0,1ng/ml en los ATPO(+), y 0,97±0,1 en los ATPO(-) (p=0,4); 17/34 ATPO(+) presentaron bocio a la palpación vs 8/26 en los ATPO(-). Dos casos ATPO(+) y ningún ATPO(-) tenían hipotiroidismo subclínico al inicio. En la actualidad, 8 ATPO(+) y 2 ATPO(-) presentan hipotiroidismo subclínico. Ningún caso ha evolucionado a hipotiroidismo clínico.
Previamente habíamos comunicado que la TSH aumenta y la captación de radioyodo disminuye con la edad 5. Por otra parte, concordante con nuestra observación, un estudio poblacional realizado en Estados Unidos y publicado en 2007, demostró que el nivel de TSH se desplaza hacia el rango superior en los grupos de más edad, independiente de la presencia de anticuerpos antitiroideos6. En otra publicación reciente, del seguimiento longitudinal de una cohorte australiana sin evidencias de patología tiroidea, también se demostró que la TSH aumenta con la edad, lo que era independiente del nivel de T4 libre o de otros factores como el cese del hábito de fumar7.
Con nuestros resultados, concluimos que los ATPO en sujetos asintomáticos pueden negativizarse a lo largo del tiempo. Esto es independiente de los cambios en la TSH o aumento de volumen tiroideo clínico. Por otra parte, el incremento de la TSH con los años, es independiente de la presencia de ATPO.